LO CASTIZO

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@jesuscarasa                                       

                                                           LO CASTIZO

Lo he dicho muchas veces, yo amo tanto los localismos que prefiero gozar de todos a hacerlo de uno solo.  

  El mundo se ha hecho muy pequeño, los países están cada vez mas interrelacionados y los problemas que unos crean afectan a los otros por lo que, cada vez, es mas necesaria la coordinación entre ellos con clara tendencia a la agrupación.

Después de leer el interesante libro SAPIENS de Noah Harari, cabe pensar que, quizá, el transito, del ser humano, de su larguísima etapa de cazador-recolector a  la, de momento breve, de agricultor-ganadero fue un error evolutivo, pero, una vez aquí, es impensable volver atrás y no es muy aventurado pensar que el futuro seguirá por ese camino. Si es así, haríamos bien en facilitarlo, evitando las fricciones, a veces gravísimas, que las dudas y retrocesos nos acarrean. 

Sin embargo hay, por parte de muchos, una querencia nostálgica hacia el pasado y hacia lo local, un rechazo a aceptar los inevitables trastornos de las  rivalidades con otras  entidades territoriales y las cesiones de autoridad y/o identidad para lograr una deseable cooperación, coordinación o agrupación que facilite el bien de todos.

Es dramática y ejemplificadora la situación actual de Gran Bretaña. Un país, con tan profunda duda ante estas dos actitudes, la localista y la globalizadora, que se ha partido en dos en un referéndum, de un lado los castizos que quieren buscar la fortaleza en su idiosincrasia y en las pasadas glorias y de otro los que no quieren echar por tierra el pequeño paso hacia el inevitable futuro que significa su integración en la Unión Europea. Si equivocan el camino, pagarán caro su error.

No menos dramática es la situación de España donde algunas regiones o provincias eligieron, en su momento, caminar hacia el localismo en vez de profundizar en su integración constructiva, que hubiera tenido mas posibilidades de futuro.

El afán de contentar al Pais Vasco y Cataluña nos llevó al desastroso “café para todos”, a volver hacia atrás y a dotarnos de un Estado, parcelado artificialmente, muy difícil de gobernar, que ha contagiado, a todos, de localismo, de provincianismo, de casticismo. Y aquí estamos anteponiendo lo próximo, lo propio, por serlo, a lo excelente  y propugnando el desarrollo de lo autóctono con preferencia a lo mejor.

Un somero análisis de las noticias sobre las que los distintos medios de comunicación ponen los focos y reclaman nuestra atención, nos haría ver que el número de noticias y su dimensión, es inversamente proporcional a la distancia del lugar en que se producen.Y no importa la repercusión que esos hechos puedan tener para nosotros. Así podemos, ahora, contemplar, en las noticias diarias, asuntos cada vez mas intrínsecamente irrelevantes, pero cercanos.Y en la valoración de personajes y sus méritos a personajes cada vez mas mediocres, aunque familiares.

En una reciente conferencia en Santander, el prestigioso científico, catedrático de Ingeniería Hidráulica, Miguel Angel Losada, arriesgó la herética opinión de que aunque el calentamiento de la Tierra está científicamente demostrado, no lo está que la causa de él sea la acción del hombre.

Pues bien, esta polémica aseveración no atrajo la atención de los asistentes que dedicaron, en gran parte, sus intervenciones a inquirir su opinión sobre los espigones que, actualmente, se construyen en la playa de La Magdalena, tema que, como siempre que se altera, aunque sea mínimamente, cualquier porción del paisaje de Cantabria, levanta controversias y pasiones sin fin.

Me interesa reseñar como un tema local, como este, que es el que me ha incitado a escribir estas lineas, es capaz de captar la atención y las pasiones por encima, incluso, de una cuestión bandera de lo “politicamentecorrecto” como es el asunto del cambio climático.

Pero, amigos localistas, incluidos separatistas, la globalización será todo lo lenta que vosotros la hagáis, pero es inevitable. Ni siquiera sostengo que esto sea mejor o peor, sino que la humanidad camina, inexorablemente, hacia ella. Sería bueno que lo entendiéramos así.

Jesús Carasa (2-10-18) Pintor y escritor.