LA TRANSICION TRAICIONADA

@jesuscarasa
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                                                LA TRANSICION TRAICIONADA
Se que me voy a repetir pero, ante la enorme confusión, que yo percibo, acerca de la llamada operación Transición, en interpretaciones enmarañadas, voluntaria o involuntariamente, por analistas superficiales, desinformados, sectarios o mercenarios, siento la necesidad de hacer la colada para poner en limpio, por lo menos, mis propias opiniones. 
Esta operación política se propuso, ambiciosamente, poner fin a las rencillas y rencores del pasado e iniciar una nueva era. Fue un acuerdo de inmensa amplitud y aceptación, del que quedaron fuera, desgraciadamente, grupos muy violentos a pesar de sellarse con una, arriesgada y generosa, amnistía general.
Hasta se propuso acabar con nuestro cáncer: el separatismo. Os hablo del nacionalismo que arrastramos, históricamente, sin encontrarle solución, seguramente porque en los momentos de formación de nuestra nación nos quedamos a mitad de camino entre la federación y el centralismo. Los Austrias la formaban por aglomeración de reinos, países y territorios. Asimilaban sus dominios sin cambiar leyes ni costumbres de aquellos que incorporaban por conquista, anexión o herencia. Les bastaba la sujeción a la corona. La corona de los veinticuatro reinos, la llamaban. Los Borbones, en cambio, traían de Francia un modelo homogeneizador del Estado que, también, intentaron en España sin culminarlo. Tampoco Franco lo logró a pesar de que, también él, privilegió económicamente los territorios donde la tensión centrifuga era mayor y que, durante su mandato, permaneció soterrada, pero viva.
Se hicieron, para ello, tremendas concesiones a los Nacionalistas-separatistas, a cambio de su lealtad. Lealtad que quebrantaron, bien porque fueron modificando su actitud o porque no tuvieron, nunca, voluntad de cumplir su compromiso. La han quebrantado, unos recogiendo las nueces de los árboles que el terrorismo agitaba y otros  llegando, con triquiñuelas y mentiras, a declarar su propia República.
La mayor concesión, de capital importancia, fue el diseño, a su conveniencia, del modelo territorial de un nuevo Estado. Se les ofrendó, nada menos, que el sacrificio de Castilla (España), mediante una operación de desguace, rayana en la traición, de la que nadie, lógicamente, reclama su paternidad. Se cuarteó su enorme y poderosa dimensión, dando vida autonómica a cualquier retal de su superficie que la pidió y a algunos que ni llegaron a pedirla, se le taponó su acceso al mar, se le amputó el poder económico de Madrid y hasta, colmo de los colmos, se le quitó la cuna del castellano, La Rioja, creando una miniautonomía que nadie pidió. Los nacionalistas ansiaban acabar con el poder centrípeto, hegemónico y aglomerador que Castilla ha significado históricamente y poder exhibir, sin rubor, sus “hechos diferenciales”, no ante ella, lo cual resulta ridículo, sino ante sus retales.
Los diseñadores sabían que presentar un Estado con prerrogativas y privilegios para las regiones nacionalistas sería inaceptable para las demás y el resultado fue el famoso “café para todos”, un Estado formado por diecisiete miniestados, imposible de gobernar racionalmente y que conduce al aldeanismo.
No contentos con eso se les diseñó una ley electoral, a su conveniencia, que les permitiera influir en la política nacional mas allá del resultado proporcional a su población. Con el tiempo, esa ley electoral y la ceguera y ambición de los partidos mayoritarios, que, siempre, se han hecho con el poder a cualquier precio, sin reparar en los destrozos que causaban, les ha permitido ser los árbitros de la política española y obtener, una y otra vez, homenajes y concesiones económicas, políticas y culturales que nos han traído hasta aquí. Acordaos de los que hablaban catalán en la intimidad, de los que concedían a Pujol el título de Español del Año, de los que estarían dispuestos a aceptar cualquier cosa que se decidiera en El Parlament o de los que están, ahora mismo, dispuestos a conceder indultos a los catalanes que resulten condenados por haber llevado a cabo un golpe de estado.  
Amigos, a los que dicen que La Transición ha sido una operación fallida habría que decirles que permanece entera a pesar de que los partidos mayoritarios han cambiado, continuamente, votos por jirones de soberanía, agigantando el problema, endosándolo, vergonzosamente, a sus sucesores y traicionándola mil veces.
Y, a pesar de todo, el Estado, creado entonces, resiste todavía. Una mayoría admirable del pueblo, ha detenido, heroicamente, la acción violenta en el Pais Vasco, ha desoído la permanente cantinela de los que predican, siempre, derribar lo construido y empezar de nuevo, la tabarra de las estatuas de sal y la de los necropolíticos que se quedaron mirando hacia atrás. Y ahora asiste impávida, al espectáculo de La Justicia arreglando cuentas a esos políticos tramposos y trileros  de Cataluña. Y todo sin la mas mínima violencia…..todavía.
Estamos, aun, a tiempo de contener el separatismo. El problema se soluciona…. dándolo por solucionado y defendiendo, con la ley, el acuerdo alcanzado en La Transición como punto final. Si se les hace concesiones ahora, entonces si que La Transición no habrá servido para nada y será otra vez vuelta a empezar.
Amigos el problema vasco era de muertos; afortunadamente, el catalán es, solo, de paciencia. 

Jesús Carasa Escritor y Pintor.

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