EXPONER EN LOGROÑO

                                           EXPONER EN LOGROÑO
He nacido en Logroño, donde han vivido, siempre, mis padres. Empecé, aquí, la carrera de Ingeniero Técnico pero, a los veinte años marché a estudiar a Bilbao y desde entonces, he revoloteado, en estancias cortas o largas y en infinitos viajes, por distintos lugares de España, sin sentirme fuertemente arraigado a ninguno, de tal manera que he hecho imposible que se me considere en alguno, “uno de los nuestros”.
La mayor parte de mi profesión, como empleado y como empresario, se ha desarrollado en la actividad de montajes industriales, centrales nucleares, principalmente, en toda España, lo que ha hecho gran parte de mi vida nómada e imprevisible.
A pesar de todo he practicado, sin interrupción, mi gran afición, la pintura. Empecé a los treinta y un años durante la larga convalecencia de un grave accidente de circulación y nunca la he abandonado, aunque, algunas veces, solo dibujaba al no tener un lugar adecuado para pintar.
Sin embargo, mi vida itinerante me ha ayudado a cultivar esa pasión, pues los viajes me daban ocasión de visitar museos y exposiciones.
Desde hace, mas o menos, quince años, colaboro en distintos diarios y cuando tengo una cosecha suficiente de esas pequeñas reflexiones o ensayos los recopilo en un volumen y los publico. Además, he editado mi libro “Memorias de pintor” en el que ofrezco imágenes de mis cuadros mas representativos y hablo de la parte de mi vida relacionada con la pintura. 
  Recientemente, he venido a presentaros mi cuarto y quinto libro y en esta ocasión, al hacerlo, he sentido como una llamada, como un aviso, de que ya es la hora de enseñaros, de ofreceros, el trabajo pictórico de toda una vida, de cincuenta y cinco años de pintar sin interrupción, a pesar de que esta actividad ha sido mi segunda profesión.
Las obligaciones de mi exigente, primera profesión, mi dificultad y mala disposición hacia las difíciles relaciones con el circuito comercial del arte, me han llevado a bracear y forcejear perezosamente en la obligatoria cucaña de escalar puestos en el escalafón del reconocimiento en esta actividad necesariamente exhibicionista.
  Además, mi extraña tendencia a pintar formatos cada vez mas grandes, cuando empiezo a tener dificultades físicas para manejarlos, me ha llevado a buscar salas amplias, donde los cuadros puedan verse satisfactoriamente, aunque sean menos comerciales o aporten menos puntos para el escalafón.
   A pesar de todo he logrado hacer, no se muy bien como, treinta y tres exposiciones individuales y treinta y una colectivas, dos ellas en Logroño, la última en 1.999.  
Ahora, a mis ochenta y seis años, me gustaría ofrecer a mi tierra, no una exposición mas, sino una recopilación de mi trabajo, mis balbuceos iniciales, nada prometedores, mi paso por la pintura académicamente figurativa, tentación en la que sigo cayendo muy a gusto y el salto abrupto a mi pintura rigurosamente abstracta. Y para ello necesitaría una sala adecuada pues el trabajo es abundante y el tamaño de mis últimas obras hace necesario un espacio amplio. 
Puede que mis tanteos para buscar esta oportunidad sean poco convencionales e incluso inadecuados al propósito que persigo, pero no es ya momento de remilgos. Se que lo que busco supone saltar puestos en el escalafón, pero, quizá, me sirva de disculpa el tratar de hacerlo en mi tierra en la que además de pedir puedo dar algo a cambio.
Tengo, en este momento, otra cosa en contra, soy, para vosotros y para el que pueda allanar la dificultad, un desconocido y, además, un desconocido que pinta cuando la pintura no está de moda pues tiene un componente demasiado artesanal. Los que programan espacios de exposiciones, siguen la moda imperante y buscan lo impactante, lo “conceptual”, la obra transmisora de “mensaje”, en la que la ejecución es tan secundaria que hasta puede dejarse en manos de otros. Se ha olvidado que  es la literatura la que debe transmitir ”mensajes” y El Arte, como la música, emociones estéticas.
Se valora este Arte Conceptual como Contemporáneo o Actual y se tiende a postergar a la pintura como cosa del pasado. Se quiere ignorar que un cuadro es el resultado de miles de decisiones intelectuales, estéticas y artísticas, que son las pinceladas y de los innumerables “pasitos atrás” para la comprobación de que el proyecto va por buen camino. Pero amigos, esta moda pasará y dentro de cien años hablaremos. 
Mi obra, aunque rabiosamente abstracta y sin referencias directas, que yo conozca, es de ejecución técnica clásica y la considero, orgullosamente, descendiente, en linea directa, aunque lejana, del Renacimiento, de su luz y colorido, de su modelado y de su afán por salirse del lienzo o porque parezca que se sale.
Me gustaría encontrar la oportunidad de que la juzgaseis y la adoptaseis como vuestra que es.
Un saludo a todos.
Jesus Carasa. Pintor y escritor
 




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